martes, 13 de agosto de 2013

The black Heralds

"There are blows in life, so strong... I don´t know.
Blows like from God´s hatred; like if before them
the hangover of everything we´ve lived, layed upon our soul... I don´t know.

They are few; but are... they open dark trenches
on the fiercest face and the strongest back.
They could be the colts of barbaric atilas;
or the black heralds that death send us.

They are the deep falls of soul´s Christ,
of some precious faith that luck blasphemes.
Those bloody blows are the crepitations
of a bread at the very gate of the oven, that is burning.

And Man... poor... poor! He turns his eyes, like
when over our shoulder a clap call us;
he turns his crazy eyes, and everything he´s lived
lays, like a pool of guilt, over his look.

There are blows in life, so strong... I don´t know."
--César Vallejo, The black heralds (Los heraldos negros)



César Vallejo

 In deed, there are some blows in life... so strong, so powerful, so terrible.

Pain is a common color in a poet's palette.

But so is white in any painter's.

You give a white paint bucket to a child, and he will make a mess with it.

Then, give Vallejo some black paint, some disease, some rupture, some struggle, any kind of suffering...

And read: let amazement take ya´. So suddently realize you were unaware of how many shades of black could dwell together, in a single piece of writting.


Cheers, my reader



martes, 6 de agosto de 2013

La planicie, por Jean/Hans Arp, versión en español.

"La Planicie

Estaba sólo junto a una silla en la planicie
que se perdía en un horizonte vacío.

La planicie estaba impecablemente pavimentada.
Nada, nada en lo absoluto salvo la silla y yo
había en ella.

El cielo estaba siempre azul,
ningún sol le daba vida.

Una inescrutable, insensible luz
iluminaba la planicie infinita.

Pero este día eterno parecía proyectado --
artificialmente-- desde una esfera diferente.

Nunca me daba sueño o hambre o sed
jamás calor o frío.

El tiempo era sólo un fantasma incomprensible
pues nada sucedía o cambiaba.

En mí el Tiempo aún vivía un poco
gracias, sobretodo, a la silla.

Debido a mi ocupación con ella
nunca perdí del todo
la noción del pasado.

Desde entonces me ensillé a mí mismo, como si fuera un caballo, a la silla
y troté por el lugar con ella,
algunas veces en círculos,
otras en línea recta.

Asumo que lo he conseguido.

Si en verdad lo hice no lo sé,
pues no había nada en el espacio
para verificar mis movimientos.

Sentándome en la silla medité tristemente, pero sin desespero,
sobre por qué el núcleo del mundo rezuma una luz tan negra"
--Jean/Hans Arp

Para lectores en español.

Los lectores en español aquí son menos que los que nos leen desde Rusia; asumiendo, ciertamente, que en Rusia no son multitud los hispanohablantes. Esto lo sé por las cifras percibidas sobre la fuente de nuestras visitas.

También basados en los hechos observables, es cierto que las más de las entradas de este blog están dirigidas al personal anglosajón en la red.

Para los lectores de habla hispana, y por recomendación del escritor y periodista estadounidense Ken Korczac, siguen una serie de poemas traducidos al español, probablemente por vez primera.

Es un alto honor ser el responsable de un encargo como este, y creemos no ser inferiores al reto planteado.

De todos modos, en el marco de una gran confianza en nosotros mismos, hay que abrir las puertas a observaciones, recomendaciones y correcciones de parte de quienes lean el material traducido, y con mayor razón si se trata de lectores bilingues, con un criterio semántico e interpretativo individual y bien formado.

Esta es la razón de que publiquemos en este espacio, primero, el poema original en inglés, y luego, su versión en español.

Además, es positivo recordar que son bienvenidas las solicitudes de traducción de cualquier material en alguno de estos dos idiomas.

Y bueno... de igual modo viene bien una que otra donación, a ver si el editor de este blog siente el estímulo vigorizante del capital privado.

Saludos, lectores ociosos.

True Story, by Julio Cortázar

"A man drops his glasses by accident, and there is a horrible noise when they crash on the floor tiles. He crouches afflicted because the glasses lens are very expensive, yet he discovers amazed that they didn´t broke, by miracle.

Now this man feels deeply thankful, and understands that what just happened can be seen as a friendly warning, so he routes straight to an optical store and gets a cushioned leather case for the glasses right away, to err on the safe. An hour later he drops the glasses again, and when he bends with no major worries he discovers that the glasses broke into pieces. It took some time for this sir to grasp that the Providence plans are inscrutable, and that the miracle has really occurred now."
--Julio Cortázar